“Hemos perdido una gran parte del patrimonio que hizo de Granada una ciudad única en épocas tan difíciles como el siglo XVII, pero aún podemos disfrutar de algunas de las joyas arquitectónicas y artísticas que, tras la caída del Reino de Granada, florecieron en la capital y se salvaron de la destrucción de la invasión francesa, la Desarmortización y otros atentados más recientes a su patrimonio histórico y artístico”, comenta el profesor, dramaturgo, escritor y crítico literario y musical de IDEAL, Andrés Molinari. Lo hacía ante una gran cantidad de personas que llenaron el salón de actos del Colegio Mayor San Bartolomé y Santiago, durante la presentación de su último libro, “La fuente de los Gigantones de Granada’, una obra editada por la Fundación AguaGranada y el grupo editorial Entorno Gráfico. Para Andrés Molinari, la fuente situada en el centro de la plaza de Bibrambla, es la huella más significativa de la presencia de la orden religiosa de los Agustinos en la ciudad de Granada, que a mediados del siglo XVII, ordenaron la construcción de la fuente que instalaron en el interior de su convento, que se encontraba en lo que hoy es el mercado de San Agustín, junto a la Gran Vía y la calle Santa Paula. Una fuente que fue trasladada al paseo del Salón, junto al Humilladero, después de que el comandante de las tropas francesas decidiera convertir el convento en almacenes militares y la entregó al Ayuntamiento de la ciudad, que años después, cuando Fernando VII ordenó que los bienes incautados por los franceses podían ser devueltos o comprados a sus legítimos dueños, la ciudad la adquirió y la situó en su primera ubicación pública. El inicio de un periplo que la llevó al extremo del paseo de la Bomba, donde quedó olvidada hasta que en 1943, el alcalde Gallego Burín, la rescató y la hizo presidir la plaza de Bibrambla, con lo que le otorgó el lugar que le correspondía, por su historia y su alta calidad artística, que Molinari sitúa a la altura de muchas de las obras de estructuras del agua italianas. Granadinos y visitantes se sorprenden al observar los extraños personajes representados en la estructura de la fuente. La investigación de Molinari, señala que los gigantones, son una muestra de lo que los misioneros agustinos, que se formaban en Granada, podrían encontrar en sus viajes por el lejano continente, “por eso llevan entre sus pies unos extraños peces que habitan en el Amazonas”. El autor de ‘La fuente de los Gigantones” fue presentado por el escritor y poeta, Francisco Acuyo y el historiador Manuel Titos, que dejaron clara la vocación divulgadora e investigadora de Andrés Molinari, y la singularidad de una obra que profundiza en el conocimiento y protección del patrimonio relacionado con el agua en Granada.