El catedrático de Historia Moderna de la UGR, Francisco Sánchez-Montes, glosó ayer la figura de Carlos V, al que definió como “señor de Europa y del mundo moderno” para resaltar el papel medular de su reinado en el Siglo XVI. Lo hizo en la conferencia que impartió en el Aljibe del Rey, en una nueva sesión del ciclo de ‘El Agua y la Palabra’, organizado por la Fundación AguaGranada y que este año recuerda los 500 años del juramento del monarca como Rey de Granada. El historiador destacó el carácter cristiano de Carlos V y “el peso de la herencia” que recibió de sus abuelos, que le permitió gobernar sobre veinte millones de kilómetros cuadrados de territorio y más de 68 millones de habitantes. Explicó que el “César”, como también fue llamado en su época Carlos V, recurrió al “pacto, a las leyes y al respeto de las costumbres” para ejercer su gobierno, que estuvo marcado por 40 años de guerras civiles europeas y sólo 18 de treguas. Sin embargo, dijo, Carlos fue “un hombre comprometido con la paz”, que no fue posible porque tuvo demasiados frentes abiertos: turcos, franceses, el belicoso Papado y los protestantes luteranos. “Él fue consciente de que podía vencer, pero no convencer” y rememoró una anécdota que acabó con fase lapidaria. Según el catedrático de la UGR, cuando el Duque de Alba le pidió a Carlos V que, aunque muerto, entregara a la hoguera sus restos mortales, el Emperador le respondió “ha encontrado a su juez. Yo hago la guerra contra los vivos, no contra los muertos”. Sánchez-Montes, para quien el monarca fue “un ser complejo”, se refirió a los 6 meses del emperador en Granada, donde se topó “con el pueblo más islámico de sus estados” sobre él que Carlos V dejó “una profunda presencia ideológica”. Para el historiador, criado en una familia de humanistas donde el Emperador siempre ha sido admirado, dijo que para él el Rey Carlos es “como mi tercer abuelo”, al tiempo que demostró durante su charla titulada ‘El sueño europeo del Emperador’ su gran conocimiento sobre este gran personaje histórico, del que también repaso el final de sus días retirado en la localidad de Yuste, donde la última palabra que pronunció fue ‘Jesús’ cuando le sobrevino la muerte.