Lorca pasaba mucho tiempo junto a los remansos del río Cubillas y las alamedas de la antigua Asquerosa (Valderrubio), donde se dejaba sorprender por el intimismo de los pájaros y el movimiento de las hojas de las choperas. Es la apreciación que el escritor e investigador Francisco Vaquero, realizaba durante su intervención en el ciclo El Agua y la Palabra, cuya tercera entrega llenaba los jardines del Carmen del Aljibe del Rey, de apasionados de la vida y la obra de Federico García Lorca. Vaquero abría su intervención con un dramático y oscuro poema sobre el Albaicín y la voz triste de los aljibes, donde el agua cantaba las añoranzas de aquellos que tuvieron que abandonar sus casas y sus paisajes, poemas casi desconocidos que muestran un Federico especialmente íntimo, conectado a la naturaleza, observador de su entorno natural más cercano. El investigador rescataba ideas y versos inspirados en los días de verano que el poeta, muy joven, pasaba en la casa familiar de Valderrubio, donde realizaba largos paseos entre las choperas, junto a las acequias y las riberas del Cubillas. Observaba los pájaros, como aquel ave de oro al que hace referencia en un poema (posiblemente una oropéndola), los abejarucos con sus voces unidas a vuelos vespertinos. Pero también mostraba un Lorca con un marcado carácter existencialista, que se planteaba el origen de la vida sobre la Tierra, la relación entre cultura, religión, medio ambiente, evolución y reproducción de las especies. El director y coordinador de actividades culturales de la Casa de Lorca en Valderrubio, ofrecía una conferencia muy especial, arropada por las canciones, la copla de la cantante María del Cármen Párrizas, acompañada por el guitarrista, Ángel Alonso. Composiciones musicales con poemas de Federico, canciones para impulsar los sentimientos lorquianos durante el crepúsculo, junto a los estanques y fuentes del Aljibe del Rey, sede de la Fundación AguaGranada.