El poeta, periodista y flamencólogo Juan Antonio Ibáñez recorrió ayer en el Aljibe del Rey, en una nueva sesión del ciclo ‘El Agua, la Palabra… y al fondo la guitarra’, los vínculos que desde el Siglo XVIII hasta nuestros días han unido a la poesía con la evolución del flamenco. Ibáñez, en su conferencia, se remontó a la obra de autores como Augusto Ferránz, que ya en 1860 hizo referencia a las esencias del flamenco, o al propio Gustavo Adolfo Bécquer, cuyos versos escondían el ritmo y el compás de los cantes. Explicó también, en la conferencia titulada ‘El flamenco en la poesía’, cómo Rubén Darío o Salvador Rueda se dejaron seducir por este arte tan andaluz, y por supuesto la llamada Generación del 27 con Rafael Alberti, Luis Cernuda o el mismísimo Federico García Lorca. En su trayecto histórico, mencionó también a poetas más cercanos en el tiempo como Caballero Bonald, Félix Grande o Antonio Murciano, y a los de la tierra, como Pepe Heredia Maya, Juan de Loxa o el gaditano Fernando Quiñones.
Ibáñez recitó una cuidada selección de poemas propios, algunos de ellos extraídos de su libro ‘Acaba penita pena’, y otros de reciente elaboración dedicados a maestros de la talla de Enrique Morente, Camarón o Paco de Lucía. Adornaron la intervención la guitarra de Isidoro Pérez, y la voz sobria y elegante de Antonio Fernández, que hizo las delicias del público con tonás, seguiriyas, granaínas, bulerías, soleares y tientos.